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diariosanferminero

7 de julio: mi primer encierro

encierro, esquina Estafeta

Después de mi experiencia de ayer, hoy me he levantado con más ganas porque siempre he pensado que detrás de un día horrible viene uno mejor. Así que hoy he ido a cubrir mi primer encierro con mucha ilusión. No me ha importado madrugar. De hecho, desde que era pequeña me he levantado pronto para verlos por la tele en directo.
He decidido ir a verlo desde las vallas de Estafeta, porque me parece el lugar más emblemático. Cuando he llegado a las siete estaba todo abarrotado, pero como soy periodista, algo bueno tiene que tener, he podido pasar. He sacado esa horrible acreditación, en blanco y rojo, por supuesto, con la foto en la que parece que acabo de ser detenida, como no podía ser de otra manera mi ex dio la mejor, y me he ido haciendo hueco. La gente estaba muy contenta, vamos, que algunos estaban desayunando cerveza. Así, cuando he conseguido llegar hasta la valla, una cuadrilla de chicos me han empezado a cantar, “Que se vaya, se vaya, se vaya…”. No era mi situación ideal, pero se podía aguantar. Es entonces cuando uno de ellos ha llamado a un amigo suyo que estaba enfrente. Le ha animado a cantar. Y así,poco a poco, se han animado todos hasta que se han convertido en un coro bien orquestado. De hecho, el espectáculo hubiera sido divertido, si no me cantaran a mí. Me he puesto como un tomate, vamos que apenas se notaba cuando comenzaba mi cara y cuando el pañuelo. Al final ha venido un agente de la policía municipal y me ha ayudado a llegar hasta mi sitio. La gente me ha seguido torturando un rato, hasta que ha venido una nueva víctima, una extranjera que iba a correr el encierro con falda. La policía la ha terminado por sacarla del recorrido, junto a otras personas que llevaban mochilas, calzado no apropiado o habían bebido demasiado.

encierro de sanfermines





Las canciones de la gente hacían la espera más entretenida, pero el frío cada vez era mayor. Por fin he oído el cohete que anunciaba que salían los toros. Es entonces cuando montones de mozos han comenzado a correr. Conforme pasaban los segundos, los nervios aumentaban y los mozos cada vez iban más rápido. Hasta que llegó un momento en el que no miraban hacia los lados ni hacían gracias al público, sólo corrían y corrían y de reojo miraban si algún toro les pisaba los talones. Es entonces cuando, un minuto y medio más tarde, han aparecido ante mis ojos. ¡Qué sensación! Lo más emocionante es el ruido de sus pisadas que se dejan oír entre los gritos de la gente. La verdad es que esperaba que algún toro se cayera y diera más espectáculo en la famosa curva en la que estaba, pero parece ser que está vez sí acertó el Ayuntamiento.

chocolate con churros El antideslizante que anunciaron el pasado marzo que iban a echar para evitar que se resbalaran los toros, funciona, y funciona también que ninguno se cayó, ni siquiera un amago. Pasaron todos, en manada, sin crear ningún peligro hasta la Plaza. Así que mi sensación fue única e irrepetible, pero muy breve, como todas las sensaciones imprescindibles de la vida.
Después, me fui a desayunar. Me habían dicho que era muy típico comer chocolate con churros, así que fui a una cafetería de la calle Estafeta para tomarlos. Realmente fue el broche final perfecto para mi primer encierro.

1 comentario

A? -

Buena recreación, sobre todo lo de las pisadas de los toros. Es un sonido que a mi también me marcó.