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diariosanferminero

9 de julio: Mi primera noche de fiesta

Esta tarde me he dado cuenta de que estaba en una de las fiestas más
internacionales del mundo y todavía no había salido por la noche. Así
que he decidido que hoy iba a ser mi primera vez. Me he vestido con mis mejores ropas blancas, me he anudado el pañuelo al cuello y he salido a cenar por ahí. No sabía muy bien a donde ir, así que me he dirigido a la parte vieja de la ciudad. He entrado en un bar muy pequeño y me he comido un bocadillo de lomo con queso. Como todavía era temprano, sólo eran las diez de la noche, me he ido al mercadillo que ponen en la taconera.
Multitud de puestos, de collares... y, por supuesto, de gente. ¡Qué agobio! Intentar probarte un anillo o un collar es una misión imposible, por no hablar de permanecer más de cinco minutos en un puesto. La gente te empuja y te aplasta como si fuera a ganar algo por llegar a la primera fila. Así cuando estás a punto de dejar de respirar, consigues salir, claro, sin haberte podido probar aquello que te gustaba. Total, no me he podido comprar nada porque cuando estaba a punto de decidir siempre me sacaban de un empujón.

sanfermines pòr la noche



Cuando ha sonado el primer aviso de que empiezan los fuegos artificiales, me he acercado a una pequeña explanada para verlos. Han sido bastante cortos pero me han gustado más que el otro día, sobre todo la traca final que era muy colorida. Una vez que han terminado me he vuelto a quedar sin saber qué hacer. Entonces, es cuando, afortunadamente, me he encontrado con un fotógrafo de un diario de aquí. Bueno, realmente me he chocado con él. Se acordaba de mí, así que hemos estado hablando durante un rato. Después me ha invitado a quedarme con él y con sus amigos, y, como no tenía otro plan, no lo he dudado en ningún momento.
Nos hemos ido a una plaza que está al lado de las murallas, plaza de la O creo que se llama, y hemos estado hablando hasta las dos de la mañana. Después hemos ido a la calle Jarauta y hemos visitado varias peñas, entre ellas "La jarana" y la peña de "Oberena". Digo visitado, porque ha sido imposible entrar por la cantidad de gente que había. Por ello, nos hemos tenido que quedar en la calle bailando al son de la escasa música que se oía. Dentro de lo que cabe no ha estado tan mal porque hacía buen tiempo y así por lo menos podías respirar sin tener que pedir permiso al vecino de al lado. He oído a Bisbal, Chenoa y demás compañía cientos de miles de veces a lo largo de dos horas. Vamos, que sin quererlo me he aprendido todas sus canciones. Así, a las cinco de la mañana, con los bajos de los pantalones negros por la suciedad del suelo, sobre todo de los baños; la camiseta más roja que blanca, por el calimotxo que me han tirado encima; y, un gorro de paja verde que he comprado a un vendedor ambulante, me he vuelto al hotel. La sensación, rara. No hay ningún ingrediente distinto a los de cualquier otra fiesta, pero el resultado es singular. El ambiente es increíble porque se reúnen personas de todo el mundo que lo único que buscan es diversión.

3 comentarios

A? -

Va a ser eso. Po zi.

M.L. -

Es que no me invitan a las cenas

A? -

Ya has olvidado que se llama plaza de la O?
Hay que salir más... ;-)